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La delincuencia organizada le pisa los talones a la industria editorial mexicana

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En la cadena productiva del libro pirata convergen un sin número de actores que van desde el personal de las editoriales, imprentas, libreros, vendedores ambulantes y más. Esto implica que existe una red de delincuencia organizada que le pisa los talones a la industria editorial mexicana.

Carlos Anaya Rosique, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, Caniem, declaró: “Esto perjudica, principalmente al autor al no permitir cobrar el pago de su creación; después a la industria editorial en la inversión, producción, creación y calidad de contenidos”, en entrevista con Andrés M. Estrada publicada en el periódico EL UNIVERSAL de la Ciudad de México.

En México no existe un mapeo real sobre la piratería, pero en todos los estados se venden libros apócrifos, asegura Anaya Rosique. A pesar de que no existe registro, según la Procuraduría General de la República, PGR, 366 mil 664 libros se aseguraron en el país de de enero de 2007 a diciembre de 2015. En el mismo periodo la Policía Federal, PF, reportó 161 mil 956 piezas y 164 toneladas de libros (400 mil aproximadamente), de acuerdo con documentos obtenidos vía transparencia en poder de EL UNIVERSAL.

Sin embargo para el presidente de la Caniem esas cifras son muy bajas, pues solo muestran lo asegurado, no la producción. De acuerdo con sus  estimaciones, al año se fabrican más de 10 millones de ejemplares de libros pirata en el país, más  de  10% de los 98 millones de ejemplares nuevos que salen al mercado (la producción anual de libros es de 306 millones, de acuerdo con datos de 2014 de este mismo organismo).

Guillermo Quijas, director de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, FILO, asegura que en todas las ferias del libro en el país, se mezclan obras legales con apócrifas, lo mismo ocurre con algunas librerías donde el modus operandi es adquirir con las editoriales una mínima cantidad de ejemplares y por “debajo del agua” se adquieren con imprentas cientos de miles, dependiendo de los títulos con mayor demanda.

El librero asegura que en los stands de las ferias del libro se mezclan obras legales con apócrifas. Para ejemplificar, recuerda que una amiga del medio fue a visitar una librería. “Se llamaba ‘El Rebusque’. Cuando ella llega a ofrecer su material va a hacer un corte de lo que nosotros llamamos consignación, lleva su revisión de 30 ejemplares y resulta que halla una pila de 500 libros. Entonces, ¿cómo le hicieron?, porque no se los vendió ella. Eran piratas”.

La PGR detuvo a 931 personas por “producir, reproducir, introducir al país, almacenar, transportar, distribuir, vender o arrendar copias de obras, fonogramas, videogramas o libros protegidos por la Ley de Derechos de Autor en forma dolosa con fin de especulación  comercial y sin autorización “. El artículo 434 Bis del Código Penal Federal castiga con tres a 10 años de cárcel.

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