En el pueblo de Capellades, en Cataluña, no muy lejos de Barcelona, está ubicada la fábrica de papel J. Vilaseca, S.A. fundada en 1714, y con 301 años, se ha convertido en la empresa más antigua de España.
El pueblo de Capellades es famoso por su museo papelero, único en España, uno de los tres más grandes de Europa, por sus molinos de papel y la fábrica de papel J. Vilaseca, nació de la agrupación de cuatro de ellos.
Capellades se convirtió en epicentro de las papeleras por su proximidad al río y al camino real que en la Edad Media unía Cataluña, Aragón y Castilla. La situación permitía a los molinos abastecerse fácilmente de trapos, que entonces era la materia prima del papel. Hojas que se fabricaban de una en una tras desmenuzar los trapos y convertir la pasta restante en papel, que se tendía hoja a hoja en salas diáfanas con ventanas en todas las fachadas que se abrían y cerraban para que corriera el aire.
Con una facturación de 51 millones de euros, hoy J. Vilaseca sigue siendo una empresa familiar que exporta el 70% de su fabricación a 84 países. El grueso de la facturación proviene de papeles de seguridad: desde los que utilizan para su correspondencia Gobiernos de todo el mundo, pasando por papeles para notarios o parte de los billetes de un yuan que encargó el Gobierno chino a la compañía durante tres años, de 1966 a 1999. Ojo, J. Vilaseca sirve el papel en blanco, de la impresión se encargan los clientes, sean finalistas o industriales que luego los utilizan para, por ejemplo, base de papel de lija.
“El secreto del éxito ha sido la innovación constante y la internacionalización”, afirma su director comercial, Carlos Torredemer. La apuesta actual de la compañía son los papeles de alto valor añadido, que tienen más margen y menos competidores. Los papeles de seguridad suponen el 70% de las exportaciones y el 30% de la facturación. A la baja, el segundo segmento en ventas es el papel para Artes Gráficas, papel con marcas de agua, cartulinas especiales dirigidas a distribución e impresores. El resto de las ventas, el 60%, se lo reparten a partes iguales el papel para soportes industriales, papeles para impresión digital, como los anuncios en las paradas de autobús y para etiquetas de vino.