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La creatividad es el acto más libre del ser humano: Rafael López Castro, diseñador gráfico

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El diseño como la ciencia, la tecnología y las artes, es una actividad consustancial del ser humano. Esto es, de la inteligencia, el talento, las ideas y la capacidad creadora del hombre. Por eso el dibujante y periodista Rafael López Castro, prefiere llamarlo: diseño creativo que comunica gráficamente factores sociales, culturales, estéticos y tecnológicos de manera visual.

López Castro, jalisciense (de Los altos de Jalisco) llegó a la ciudad de México, D.F., cuando apenas tenía 5 años de edad, pero como se dice en el lenguaje popular: dejó en aquellas tierras enterrado su cordón umbilical y, en espíritu, la relación con su provincia y su pueblo: en particular en Degollado, con su calle Real que hoy se llama Hidalgo, relación que es inolvidable.

El diseño es también, una profesión cuya actividad consiste en concebir, programar, proyectar y realizar comunicación visual producida en medios industriales destinados a trasmitir mensajes específicos a grupos sociales, con objetivos claros; por eso sus clasificaciones son: diseño gráfico, publicitario, editorial de identidad corporativa, de la web, de envases tipográficos; cartelería, señalíticos y el llamado multimedia. Todos factores en el mercado industrial y comercial.

Por eso seguramente, López Castro hace hincapié en la condición creativa del diseño que, no sólo es la portada y la presentación para impresión a la vista, y el ánimo para la adquisición de productos, sino fundamentalmente, dice a EL IMPRESOR, es importante el mensaje de grado subjetivo que transmite, que atrae al espíritu de satisfacción, que incluye en el caso comercial, la atracción por adquirir productos, objetos para el uso de las necesidades, pero también para el gusto y la satisfacción.

Se inició en la capital de la República y comenzó con el dibujo al lado de sus maestros Carlos Flores Heras, cuyos textos ilustraba con dibujos y viñetas para revistas y suplementos en periódicos, por lo cual –recuerda- “ganaba una miseria”. Empecé, dice, ganando 300 pesos, “de aquellos pesos de antes, pero que tampoco alcanzaban para mucho”, comentó con ironía y, cierto humorismo. Hubo dificultades y malos entendidos, inclusive con Flores Heras, que más tarde fueron perdonadas y saldadas.

En busca de mejores condiciones económicas relata, se fue a la revista Claudia, que editaba un consorcio argentino en los talleres del diario Novedades. “Me fui así, haciendo el oficio de diseñador: hacia diseño gráfico para vivir”. En 1974 tenía 10 años de trabajar como diseñador en la Imprenta Moderna, en la revista del Colegio de México y, así por ese camino me hice diseñador, casi sin darme cuenta, pero con el apoyo del maestro Vicente Rojo, un gran tipógrafo, reconoce.

En su conversación amplía y fundada en su larga experiencia, relata cómo avanzó con rapidez y señala que ahora, con la modernidad que ha traído a través de la computadora y el internet otros instrumentos grandemente avanzados, él desde hace 15 años ya no da conferencias ni talleres o pláticas sobre diseño a la “la antigüita”.

El diseño comenta, existe desde Hernán Cortés, el texto y la imagen, es diseño. “Mi diseño es preferentemente, una página que se pueda leer, para mí un periódico que sea la lectura, debe tener posibilidad de que lo lean y lo puedan entender. Eso fue mi experiencia con mi abuelo Emeterio (mi abuelo paterno) a él debo lo del dibujo. La lectura viene de mi abuelo materno.

La conversación con López Castro, tuvo lugar en su estudio lleno de anaqueles con libros y proyectos de diseño. Estos últimos caracterizados por tener como motivo reiterado la figura de un gallo en combinación con los diversos temas del diseño al que, como él dice llegó apoyado por sus dos abuelos que más tarde perfeccionó en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, aunque él se considera un autodidacta, apoyado, como ya señalamos, por sus maestros Flores Heras y Rojo.

Frente a la nueva tecnología de la comunicación, López Castro, que desde joven ha militado en los partidos políticos de izquierda, considera que las nuevas generaciones tienen derechos a la modernidad y a prepararse en el manejo de los nuevos instrumentos; pero, para mí, reitera, el diseño tiene que ser creativo, que es lo que nos hace valer como humanos y nos lleva a constantes renovaciones. Si no existe el proceso creativo, que es lo que nos hace valer como humanos y nos lleva a constantes renovaciones. Si no existe el proceso creativo, entonces si estaríamos en riesgo.

En su actividad dentro del diseño, el dibujo y la pintura, nuestro interlocutor ha expuesto constantemente exhibiciones al público mexicano y también lo ha hecho en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos y en Barcelona, España. Aquí, el paro de actividades en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) que abarcó más de 70 días, le enclaustró una exposición (que es de esperarse, que ya recuperó) de la que dice: “es la primera vez que estoy de acuerdo con el enemigo. Esta es la primera exposición fantasma, sólo la han visto aquéllos a quienes yo no conozco”.

Es una exposición en la cuya yo hago un homenaje a los diseñadores con bromas y autocrítica. Creo que la modernidad exige que redefinamos el diseño y, (se propone hacer una fiesta al lápiz) y también creo que redefinir la relación con la juventud y hacer una reflexión sobre el oficio del diseño”.

Periodista, retratista y fotógrafo además de dibujante y diseñador publicó un libro al alimón con José Villaseñor, sobre la fotografía y un texto de arte y cultura, el 20 de diciembre en su natal Degollado, Jalisco, el amado pueblo que no ha podido, ni podrá, olvidar: es su terruño y su razón de ser, ahora convertido en un pueblo de migrantes que van y vienen a esa calle: camino real que hoy se llama Hidalgo.

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