La producción de libros en papel goza de una cabal salud. Si acaso tuviera un problema, no es debido a la aparición de una opción tecnológica distinta, como son las ediciones electrónicas, aseguró el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Carlos Anaya Rosique.
“Cuando tenemos un dispositivo tan extraordinariamente bien hecho, como es el libro en papel, que ha pasado históricamente por muchos siglos, lugares y formas hasta llegar a ser lo que es hoy, significa que en términos de dispositivo se está en lo correcto” apuntó en entrevista.
Docente de la Maestría en Diseño y Producción Editorial de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco (UAM-X), Carlos Anaya Rosique subrayó que, en México, “el verdadero problema del libro impreso, que es el mismo del libro electrónico, es el de la distribución y el del desarrollo de la cultura escrita”.
Y apuntó que el único problema que ve es en la distribución de los libros, sin importar el dispositivo en el que estén, ya sea en papel o en un medio electrónico. “Lo importante es cómo hacer llegar los libros a los lectores y en eso ambos formatos coinciden”, dijo el editor de amplísima experiencia.
Por otra parte, frente a la expectativa de representa el libro electrónico, las cifras indican que el mayor desarrollo que han llegado a tener se ha dado en los países anglosajones, en cuyo mercado representan el 25 por ciento y ahí se ha quedado estancado, mientras que en México no llega a ser ni siquiera el tres por ciento.
De acuerdo con el presidente de la Caniem, no hay una empatía verdadera entre el lector y el libro electrónico. “Si hablamos del libro en papel, tenemos forma y contenido que siempre van de la mano, mientras que en el libro electrónico forma y contenido pueden ser dos elementos que se observan por separado”. Sin embargo, advirtió, el representante de los editores organizados del país, que eso hoy refleja más un concepto de mercadotecnia que un concepto de necesidades. “Lo que al final se busca, es inocular la necesidad del libro electrónico, pero en la práctica, eso todavía no ha sucedido”.
Por lo tanto, tenemos y tendremos para toda la vida, sobre todo para la presente y las siguientes cuatro generaciones cuando menos, larga vida para el libro impreso en papel, de acuerdo con el entrevistado, quien cuenta con una experiencia acumulada de medio siglo dentro del sector editorial público y privado.
Anaya Rosique, quien ha trabajado fecundamente tanto en editoriales como en librerías, además de haber sido parte del Consejo Directivo y diversas comisiones de la Caniem antes de llegar a la presidencia, actualmente desarrolla el Centro de Innovación, Desarrollo Tecnológico y Formación Profesional de la Industria Editorial.
Al hablar del estatus actual de compañías editoriales que elaboran libros en papel, destacó que, como consecuencia de lo señalado líneas arriba, en ellas también se vislumbra una larga vida, pues tiene muchos libros que bien podrían emigrar del papel al dispositivo electrónico, como los técnicos y científicos.
Desde la perspectiva de Anaya Rosique, la mayoría de las editoriales tradicionales en México seguirán publicando en papel. “Podría suceder que lo antes se hacía en grandes prensas y tiros muy largos, hoy sea en ediciones más pequeñas y en función más de demanda que de oferta, concluyó.