Por Ricardo Maldonado
Foto Mario Torres
La firma editorial familiar “Grupo Vizcaya”, emprendió la filmación de 10 documentales turísticos bajo la denominación: Viva México, de los cuales, están terminados 6 capítulos, para mostrar la moderna tecnología de la telecomunicación “como realmente vivimos los mexicanos” a través de exhibir nuestras costumbres, tradiciones, cultura, y el “cómo somos los mexicanos”.
En entrevista con EL IMPRESOR, Aldo de la Rosa, presidente de la nueva empresa turística, nos relató el contenido de los primeros seis documentales: arte corporativo –una nueva empresa familiar-: agencia de publicidad, suma de negocios con aplicaciones de tecnología con recursos propios que retribuimos a la sociedad.
“Con esa estructura, nos enfocamos a promover el turismo nacional y extranjero. La forma de hacer es: creamos una sociedad que se llamará: Viva México y, lo que acordamos es: “dar a conocer cómo vivimos realmente los mexicanos, nuestros gustos, la forma de divertirnos, de trabajar y cuáles son nuestros valores: Qué es nuestro país”.
Con estas filmaciones, queremos decirles: “acompañemos a descubrir el gusto de la comida mexicana típica, los lugares a donde vamos de fiesta y, sobre todo a ver y reconocer la extensa riqueza cultural que nos constituye, hasta el momento contamos ya con seis capítulos, que contienen buena parte del Centro Histórico, con su belleza en las construcciones; Xochimilco, sus canales con las trajineras y los tiestos de flores multicolores; Garibaldi, con sus centros nocturnos y sus mariachis y cantantes en los bares, cantinas y cabarets; la plaza de Coyoacán, con el museo de Frida Kahlo y de Diego Rivera: la avenida Reforma con sus múltiples centros de diversión; la Alameda Central con el palacio de Bellas Artes; y tenemos una segunda filmación del Centro Histórico, porque son muchísimos los sitios que en él hay que ver”.
Los capítulos por filmar, nos dice Aldo, son. La lucha libre, los charros mexicanos, desde luego con Pedro Infante y Jorge Negrete y también José Alfredo Jiménez y sus canciones. Los dos últimos serán sobre las colonias Roma y la Condesa, y otras colonias del Distrito Federal, donde hay una gran riqueza cultural de unos y costumbres que al turismo le agradan mucho, un último capítulo con Tepito y su pintoresca gente.
La ciudad de México, la antigua Tenochtitlan, ora la Ciudad de los Palacios como un noble europeo la llamara; y, México como país de la modernidad, capital de la República Mexicana, está en estos tiempos, en el ojo del Big brother y del huracán del internacionalismo, porque está surgiendo del antiguo concepto de: “rancho grande”, como también lo bautizaron los dirigentes del llamado “primer mundo” ahora convertido en un campo del terrorismo.
Con sus más de 10 millones de habitantes que rebasa los 20 que habitan en la zona conurbada por los cuatro costados, colocado el país y colocado en zona estratégica, está a la altura de las grandes capitales del mundo, cuenta con los grandes avances de la ciencia y la tecnología en sus diferentes perfiles, en particular con los de la ciencia de las telecomunicaciones: la maravilla del internet, los teléfonos inteligentes y la digitalización en las ciencias y el campo de la literatura y las artes.
Buena parte de esta nueva actividad del Grupo Vizcaya, desbroza los gustos del mexicanos por su comida, sus diversiones y la realidad de los somos los mexicanos, en cuanto a la alimentación, la forma de vida, las costumbres y el cómo viven, cómo se divierten, que refleja el fondo de la consideración humana y toca los perfiles de: ¿cómo son, piensan y actúan?
La gigantesca ciudad de México y su Distrito Federal, tiene cientos de barrios, incluso pueblos dentro de sus límites territoriales, que contrastan con sus elegantes y modernas zonas residenciales de primera o de clase alta. Todo el confort del buen vivir está ahí y, son tan mexicanos como “Juan pueblo”.
Ciudad de contrastes, tiene amplias avenidas, alamedas y parques, un gran número de edificios de muchos pisos; largas, larguísimas avenidas, múltiples centros comerciales, amplios mercados y, ciertamente, de su pasado aún queda pueblos, con ancestrales maneras de vivir y, hasta con sus propios idiomas. Hay un enorme número de barrios y, ¿por qué no? también suburbios miserables con callejones de “zona dura” en que existen pandillas de atracadores.
Hay un servicio de transporte moderno, un Metro que está en crecimiento y, desde luego miles de vehículos de transporte masivo: autobuses de varios tamaños, taxis y metrobuses con diferentes rutas, y créalo o no, del agro contiguo ingresan diariamente cientos de vehículos de pasajeros y de transportes de carga que vienen de los cuatro puntos cardinales.
Aún entran a la zona urbana vendedores de leña y carbón, tierra para las macetas, aves canoras, palomas y pericos y hasta ardillas, pequeñas tortugas, mirlos, canarios y una que otra ave zancuda.
En los mercados municipales se puede adquirir carnes de varias especies animales, conejos y decenas de pájaros para jaulas y tiestos que florecen. Hay mercados en que se venden las más raras y extrañas especies animales y desde luego flores y los más extraños artículos para adornos.
Ciudad de contrastes con restaurantes de lujo, como en las grandes ciudades cosmopolitas, cafés exclusivos y bares, cervecerías establecidas en las principales avenidas, aledaños a tugurios para los parias, los desposeídos y también para los desahuciados. Y hay también institutos para el aprendizaje del baile, corte de pelo, costura, salones para patinar, boliches, billares. Todo ello, referido a vuelo de pájaro o, a vuela pluma.
Este es parte, del verdadero México que Aldo de la Rosa y su familia quiere dar a conocer, en un esfuerzo sin ayuda del gobierno –que debiera hacerlo, porque exhibir la realidad sin repujos, apoya a la verdad y calla a los difamadores. Este es el México que no tenemos por qué ocultar. Somos, como somos y por eso, una gran parte de los habitantes de otras regiones del mundo, tiene por los mexicanos un gran aprecio y simpatía; de otro modo, cambiemos pero no a lo maquiavelo: para que todo siga igual; sino, para preparar un futuro más equitativo para todos.