Llega el 14 de febrero y para el marketing, la publicidad y otra clase de contenidos se hace inevitable el uso de ciertos símbolos visuales como lo es el corazón representado en tarjetas.
Es la alusión gráfica de un órgano vital, encargado de bombear sangre para que ésta recorra todo el cuerpo de las personas. El corazón representa un elemento fundamental en la vida humana y su representación visual, casi siempre en color rojo, punteada en la parte de abajo y con dos elevaciones en la parte de arriba forma parte de una convención visual en casi todas las regiones del mundo.
Y es que a este músculo se le relaciona, más allá de su función fisiológica, con las emociones humanas más profundas, con el alma de hombres y mujeres y con los sentimientos de afecto.
En las civilizaciones precolombinas de nuestro continente americano, por ejemplo, se le daba importancia a este órgano y ofrendaba a las deidades por medio de sangrientos ritos.
Sin embargo fue hasta la Edad Media en Europa, después de la instauración del cristianismo, que se le confirió un sentido metafórico al corazón y se comenzó a relacionar con el amor, la bondad y otras virtudes que los seres humanos expresamos.
Actualmente, el corazón lo encontramos representado en regalos, tarjetas, posters, chocolates, y en un sinfín de objetos. Podemos pensar que en estos tiempos, por ejemplo, las tarjetas de San Valentín con muchos corazones impresos es una tradición en vías de extinción. Pero por suerte no es así. Según algunas encuestas realizadas, ni las redes sociales ni el correo electrónico sustituirán las consagradas tarjetas para los enamorados con miles de corazones en sus interiores. 8 de cada 10 personas que celebran este día tienen intención de comprar una de estas tarjetas.
Si decides comprar o tu mismo personalizarla, encontrarás una oferta muy amplia de opciones. No olvides que lo importante es regalar una tarjeta que prevalecerá en el recuerdo.