Por Jorge Islas
Académico de la UNAM
Artículo publicado en EL UNIVERSAL de la Ciudad de México
Al menospreciar el trabajo de los medios impresos. Robles degrada un elemento básico de la democracia: la libertad de expresión
En un gobierno antidemocrático, como son las dictaduras y los totalitarismos, y en menor medida los autoritarismos, entre otras expresiones de imposición política, no hay, propiamente dicho, periódicos, en plural. Únicamente hay un medio de comunicación, en singular, que pertenece al gobierno directamente y tiene como fin principal difundir la ideología y propaganda oficial del grupo en el poder, a través de diversas plataformas, buscando con ello manipular, controlar y engañar al pueblo. En otras palabras, es la forma mediática que han utilizado las tiranías para censurar el pensamiento libre, que busca desenmascarar los abusos e incompetencias de sus gobernantes. Venezuela, Cuba, Corea del Norte, son algunos botones de muestra que ilustran esta situación, en la actualidad.
Sólo en este contexto sería explicable la desafortunada e importuna declaración la desafortunada e inoportuna declaración de Rosario Robles, titular de la Sedatu, quien manifestó en días recientes que: “los periódicos sirven para matar moscas y limpiar vidrios”. Sin embargo el contexto en el que manifestó esta idea fue, presumiblemente para defender al gobernador de Chihuahua, quien por cierto enfrenta severos señalamientos de la opinión pública por supuestas irregularidades en su gestión de gobierno.
No obstante que Rosario Robles se disculpó públicamente por este probable lapsus involuntario, no deja de llamar la atención una declaración de esta naturaleza, por quien lo dijo y por lo que dijo. Al menospreciar el trabajo periodístico de los medios impresos, por denunciar el mal gobierno y la corrupción, menospreció al mismo tiempo uno de los elementos más importantes de la democracia, que es el libre ejercicio de derechos para opinar e informar sobre los acontecimientos de la agenda pública. Por cierto, son libertades fundamentales que forman parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En una democracia seria y sólida, el trabajo y los contenidos periodísticos, cumplen con una función de alto interés público un poco más relevante que la de un matamoscas o la de un paño para limpiar vidrios. El consumo de información libre, plural y diversa permite que el ciudadano tenga mayores y mejores elementos para tomar decisiones que afectan a toda la sociedad en su vida cotidiana y en especial en el ejercicio de derechos individuales o colectivos.
En primer lugar, se puede pensar que la labor de informar es el fin último del trabajo periodístico, pero en realidad es el principio de una larga cadena de acciones que redundan en la conformación de la voluntad general, con la que decidimos por medio de nuestro voto sobre distintos temas dela cosa pública, entre las que se encuentra el derecho para elegir quien gobierna y con qué propuestas. De tal manera que los periódicos son parte del proceso con el cual se construye ciudadanía y se ejerce la soberanía popular. Casi nada.
Al informar y expresar diversas opiniones incentivan el debate público, el derecho a disentir civilizadamente de otras expresiones con las que no estamos de acuerdo, mejor aún, se crea una base de opiniones e información propicia para la deliberación y la toma de decisiones sustantivas del espacio público.
También se constituye como un medio de control social, que busca descubrir verdad objetiva de los hechos para señalar abusos y excesos de quienes tienen responsabilidades públicas y actúan en nombre del pueblo y con el dinero público. Es por ello que en las democracias los medios en general, con todo y sus defectos, son valorados por la ciudadanía, porque también han sido garantes del interés público al denunciar e informar sobre actos de ilegalidad y el ejercicio discrecional del poder.
A la pregunta ¿para qué sirven los periódicos?, podemos contestar: para informarnos y también para tener mayor conciencia de aquellos temas que pueden poner en riesgo nuestra libertad y dignidad.
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