“Dígase la verdad aunque sea motivo de escándalo”, dijo alguna vez el filósofo alemán Arturo Schoperhauer (1788-1860).
Como en el arrancadero de un hipódromo, los candidatos a la presidencia de México ya están listos; jineteados por sus partidos correarán por todo el territorio nacional hasta el día de las elecciones.
Los tres favoritos son el veterano Andrés Manuel López Obrador, AMLO, de la cuadra MORENA, que agrupa al ambulantaje y demás precaristas de la Ciudad de México, a quienes alienta con promesas de perdón para los narcos y la cárcel para los “pirrurris”.
Por México al Frente, que agrupa a miembros del PAN, PRD y MC, Ricardo Anaya, ex dirigente nacional de los blanquiazules, le comió el mandado a todos sus competidores con tranzas, mañas y traiciones. Sus enemigos dentro del PAN, al que destruyó, le dicen “el ocho”, porque no tiene nada derecho.
El PRI, fiel a la tradición, destapó a su mejor ejemplar, José Antonio Meade Kuribreña, con estudios y grados en universidades de México y el extranjero que llena todas las aspiraciones de la cargada: sindicatos, agrupaciones populares y burócratas. Y si no se atraviesa el diablo, seguramente será el ganador.
Además, de última hora se pueden colar los independientes. Pronto tendremos la lista completa.
Pero México es un país muy grande, con 125 millones de habitantes, de los cuales el 50 por ciento está en la pobreza. La desigualdad es enorme. La delincuencia es campeona mundial en homicidios dolosos. Los cárteles de la droga tienen en jaque a las policías del mundo. Y lo peor, tenemos de enemigo a una barbaján en la presidencia de Estados Unidos.
Pero no todo es negro en México. Su macroeconomía se encuentra entre las más estables del mundo Su deuda es manejable y tiene intercambio comercial con casi todas las naciones importantes del mundo. EL TLCAN, ya reformado se firmará próximamente. Tiene magníficas universidades y tecnológicos.
Entonces, ¿Qué nos falta? La respuesta inmediata es: Dirigentes honestos, capaces, patriotas, que conduzcan con mano firme el timón de la nave mexicana. Pero esto no caé del cielo, hay que luchar por ello. En nuestras manos está el futuro del país, no nos equivoquemos en la próxima elección presidencial
¡Arrancan…!