La comunidad mexicana en Estados Unidos está sola y desprotegida. El discurso de Trump, pirómano político, incendió conciencias e incitó a la clase media blanca protestante contra los “invasores morenos” conocidos como mexicanos violadores, narcotraficantes y criminales; y pide un muro que deben pagar los mexicanos a lo largo de más de tres mil kilómetros desde el océano Pacífico al Golfo de México.
La embajada de México en Washington y los 51 consulados generales deben levantar la imagen de México en Estados Unidos. Donald Trump ya le declaró la guerra a México, al decir que siendo presidente rejuvenecerá a sus militares para luchar contra nosotros. Trump ya es un referente de lo que la ciudadanía estadounidense quiere volver a ser. Ha despertado el inconsciente colectivo racial y aunque pierda las elecciones, ya triunfó en la emoción popular, así perdiendo, ya ganó.
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