Resumen de un artículo escrito por JOSEBA ELOLA en el suplemento IDEAS de EL PAÍS.
Pasar las páginas, olerlas, hacer anotaciones en los márgenes. El libro impreso resiste el vendaval digital contra todo pronóstico. Vuelven a crecer las ventas. El “e-book” no es el enemigo.
La resistencia del libro
Las ventas de obras impresas vuelven a crecer después de años de caídas. Las de los libros electrónicos bajan en Estados Unidos ¿Qué está pasando?
Quiero leer en papel
El libro impreso sobrevive en plena era digital a pesar de los negros augurios que despertó en 2007 la irrupción del “e-book”. La amenaza ha cambiado de aspecto: se esconde en el móvil, en el cambio de hábitos.
La elegía del papel tendrá que esperar. Los negros augurios que daban ´por muerto al libro impreso, ese vehículo de ideas que cambió la historia de la humanidad, el más poderoso objeto de nuestros tiempos según claman algunos, no se han cumplido. El “e-book” no lo entierra, al menos todavía. Persiste el olor a papel, a tinta, a cola, el tótem sigue vivo, tocado, pero coleando.
El deslumbramiento que produjeron los nuevos dispositivos electrónicos de lectura se han estabilizado. Dejaron de ser moda para convertirse, eso si, en un hecho, en un fenómeno que llegó para quedarse.
El entierro anticipado del libro impreso tomó forma con el nuevo siglo. “El libro impreso está muerto, larga vida al libro”, proclamaba, ufano, en mayo de 2006, el gurú Jeff Jarvis, apóstol de la revolución digital que cargaba contra los libros por ser unidireccionales, por no abrir puertas, por no incorporar enlaces, por ser demasiado largos.
El bienio 2007-2006 se vistió de Kindle y de Lehman Brothers, combinación letal (para el sector editorial tradicional) que precipito las versiones apocalípticas, la sensación de funeral. Las ventas comenzaron a caer en picado, hasta el punto de llegar a esquilmar los ingresos que genera el papel en un 30% con respecto a los años previos a la crisis. El libro electrónico adquiría aspecto de verdugo.
Las cifras que Nielsen BookScan ofrece de Estados Unidos anticipan posibles escenarios futuros en el resto del mundo. En 2015 se vendieron 571 millones de libros impresos, 17 millones más que el año anterior. Y, según la consultora Forrester Research, el año pasado se compraron en Estados Unidos 12 millones de e-books frente a los 20 millones de 2011.
El pronóstico de que el libro digital se comería la mitad del mercado no se ha cumplido. Eso, Estados Unidos, en España, el libro digital, según los datos de la Federación de Gremios de Editores, representa el 5.1% de la facturación del sector.
Why the Brain Prefers Paper ( Por qué el cerebro prefiere el papel), publicado por Scientific American en octubre de 2013 , dice que las pantallas en tabletas computadoras y teléfonos, pueden inhibir la total comprensión del texto, ,que distraen al lector. La investigadora Maryanne Wolf de la Universidad de Tufts, Massachusetts, sostiene que el papel presenta grandes ventajas y permite mayor memoria visual.
La televisión no mató a la radio. Al final, todo apunta a una coexistencia de formatos, a un ecosistema en el que ahora irrumpe con fuerza el audiolibro. El papel aloja mejor al universo cerrado que promete una gran novela; la tableta es puerta de entrada cada vez más habitual a la literatura de género, romántica, erótica, para los autoeditados.
La amenaza para el libro impreso no es, por lo tanto, tal y como se pensaba hace diez años el libro electrónico. Los competidores viajan en el teléfono móvil, el problema es el cambio del modo en que vivimos.
Al fin y al cabo, como decía Groucho Marx: “Fuera del perro, el libro es el mejor amigo del hombre. Y dentro del perro está demasiado oscuro para leer”.
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