El diseño gráfico, hoy sinónimo de creatividad comunicativa, nació y se desarrolló entre los siglos XIX y XX. Desde sus comienzos, la gráfica publicitaria se ha apoderado de las técnicas de impresión, como la serigrafía, el linóleo, y los lenguajes que, según las necesidades, pudieran estar influenciados por las manifestaciones artísticas más avanzadas o por una figuración más didáctica.
Los carteles también se han convertido en un vehículo de la historia contemporánea, cuyos sucesos – desde los más trágicos como la guerra, hasta los más atrayentes como espectáculos y muestras – se han proyectado en las paredes de las metrópolis y se difunden a través de canales como la prensa y las cubiertas de libros y discos.
Los carteles litográficos de Henri de Toulouse–Lautrec en las calles de París y los carteles de las olimpiadas cada cuatro años han hecho historia desde finales del siglo XIX.
Y así, con la diversificación de las tipologías de productos, la publicidad desarrolló un lenguaje propio y autónomo. Los carteles y mensajes ilustrados se multiplicaron en las ciudades, instaurando un provechoso intercambio con los movimientos artísticos.
Dentro de los miles de carteles, afiches y programas creados en este tiempo de comunicación visual, ofrecemos algunos de los más significativos.