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Wednesday, February 5, 2025

Andrés Trapiello tradujo al castellano actual “Don Quijote de la Mancha” con prólogo de Mario Vargas Llosa

La editorial Destino de Barcelona, Cataluña, ha puesto a la venta una edición de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes traducido al castellano actual por Andrés Trapiello, con prólogo de Mario Vargas Llosa, mil 40 páginas a un costo de 23.95 euros (unos 400 pesos).

Andrés Trapiello (Manzaneda del Torío, León, España, 1953), ha seguido las huellas del Quijote como narrador en sus novelas, Al morir don Quijote (2004) y El final de Sancho Panza y otras suertes (2014). Trapiello inventa nuevas vidas a los personajes del gran clásico y se puede decir que fueron los trabajos preparatorios que le dieron la idea de traducir el libro completo a la lengua actual.

Trapiello dice en entrevista al suplemento Babelia de EL PAÍS, que aunque aparentemente nuestra lengua no está tan lejos de la de Cervantes, nadie habla como en siglo XVII y a veces, casi ni lo entendemos por escrito y si no entendemos, hay que traducirlo. Hay muchos fragmentos que se cree entender pero… un ejemplo, se lee. “Si no os picáredes más de saber más menear las negras que lleváis que la lengua – dijo el otro estudiante -, vos lleváredes el primero en licencias, como llevaste cola”,  Las palabras las conoces  o las intuyes, pero no sabes lo que te están contando. Tienes dos soluciones: notas o traducción. La mía es esta: “Si os hubieraís jactado de utilizar la lengua tanto como os jactaís de manejar esas espadas que lleváis, habríais sido el primero en licenciatura, y no el último de la cola”. Frases como estas hay cientos. Yo soy el primero en añorar expresiones como “No milagro, milagro sino industria”,  Pero se lo dices a la gente y nadie sabe lo que quiere decir ahí industria. Yo traduzco: “Qué milagro, milagro; maña y astucia”. No es lo mismo, pero ¿es desdoro?

  Mario Vargas Llosa recuerda en su prólogo a la versión de Trapiello la polémica que incendió el París de los años sesenta cuando André Malraux, ministro de cultura,  ordenó limpiar  las fachadas de los edificios más famosos de la ciudad, de Notre Dame al Louvre. Los que al principio consideraron una “herejía” quitar a aquellas piedras una pátina de siglos terminaron, asegura el Nobel peruano, rindiéndose a la operación de  rejuvenecimiento.

  Trapiello dice que lo ideal es que el lector, después de leer este Quijote, acuda al original porque va a ganar mucho. Don quijote tiene que hablar nuestra lengua. Si no, el  Quijote será un libro para especialistas.

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