Aimplas, Instituto Tecnológico del Plástico, desarrolla actualmente la segunda anualidad del proyecto BACTINT. Centrado en el desarrollo de tintas inteligentes y barnices activos para la impresión funcional de envases que aportan un valor añadido al producto, este proyecto ya permitió durante su primera anualidad seleccionar los materiales y desarrollar unas formulaciones iniciales que marcan el punto de partida del trabajo que se está realizando en esta anualidad.
Los trabajos desarrollados durante 2017 se han centrado en la optimización de las formulaciones para obtener finalmente un demostrador que puede incorporarse en un envase. Para ello, se ha desarrollado un polímero conductor que pueda sustituir a electrodos metálicos en dispositivos electrónicos y ser usado como receptor. Además, se ha trabajado en la obtención de un barniz híbrido con unas propiedades barrera al oxígeno y a la humedad más ligero y con menor impacto ambiental que los materiales convencionales, así como barnices activos para su aplicación como absorbedor de oxígeno en envase flexible para contacto alimentario. Por último, se está desarrollando una tinta indicadora de oxígeno para impresión directa en envase flexible que permita monitorizar la calidad del alimento.
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Anistir, no creo se pudiera prescindir del contenedor amarillo al cien por cien, ya que las máquinas no creo que puedan admitir todo tipo de formas y tamaños de envases, a no ser que se estandarizaran como en las latas de cerveza, por ejemplo. Supongo que también podrían mejorar y evolucionar a la admisión de diferentes tamaños y tipo de envase. Si se estandarizaran las formas sería el fin de campañas de marketing enfocadas al nuevo envase de un producto, en lugar de al producto, así que estaría muy bien que al realizar campañas de marketing se contemplara también la responsabilidad ambiental del producto, con envases más sostenibles. Los restos que comentas, cuando no se consideran envases, actualmente ya se recojen en el naranja/verde/basura general. Pero si se consideran envases seguirían yendo al contenedor amarillo. Ahora bien, al reducir el depósito de envases por entregarlos a un sistema SDDR, veríamos si las entidades gestoras de residuos podrían seguir manteniendo los iglús amarillos: su materia prima se vería muy reducida. Ecoembes no tiene ánimo de lucro pero está claro que sí tiene intereses. ¿Habrá guerra entre los defensores de ambos sistemas? Espero que no, porque al final saldrá perjudicado el medio ambiente y por extensión nuestra calidad de vida.